Todo lo que un adulto necesita saber sobre TDAH

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El «síndrome del impostor» en adultos con TDAH

Enfrentar el síndrome del impostor siendo un adulto con TDAH no es tarea fácil, pero es posible. El primer paso es reconocer las emociones asociadas con este síndrome y entender su relación con el TDAH.

Con el enfoque adecuado, el apoyo profesional y estrategias efectivas de manejo, es posible superar este obstáculo psicológico. Cambiar las creencias limitantes, celebrar los logros y construir un entorno que favorezca el éxito personal son claves para reducir la influencia del síndrome del impostor y potenciar una autoestima saludable en personas con TDAH.

En este artículo vamos a hablar sobre la relación del sindrome del impostor y el TDAH en adultos y de las estrategias para enfrentarlo.

Qué es el «síndrome del impostor»

El «síndrome del impostor» es una experiencia psicológica en la que una persona siente que no merece el éxito o los logros que ha alcanzado, a pesar de que las evidencias externas prueban lo contrario.

Este síndrome se caracteriza por la constante duda sobre las propias capacidades, la sensación de estar engañando a los demás o de que en cualquier momento se descubrirá que uno no está a la altura. A menudo, quienes padecen el síndrome del impostor se atribuyen el éxito a la suerte o al hecho de haber engañado a los demás, más que reconocer sus méritos y esfuerzos.

Este fenómeno afecta a muchas personas, pero se presenta de manera más pronunciada en adultos con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Relación entre el TDAH y el síndrome del impostor

Las personas con TDAH tienen dificultades para organizarse, gestionar su tiempo y priorizar tareas. Estas dificultades pueden resultar en un bajo rendimiento en comparación con sus compañeros, lo que a menudo lleva a una sensación de insuficiencia. A medida que avanzan en sus carreras o estudios, los logros pueden ser desvalorizados por ellos mismos debido a la inseguridad inherente al TDAH.

La tendencia al perfeccionismo, también presente en algunos adultos con TDAH, puede empeorar este panorama. Quienes padecen este trastorno tienden a ser más autocríticos, ya que, debido a su historial de fracaso o de dificultades para completar tareas, se sienten incapaces de cumplir con las expectativas, incluso cuando han alcanzado metas notables. Este patrón de pensamiento puede llevar a la internalización del fracaso y a la creación de la creencia errónea de que el éxito logrado se debe a factores externos (como la suerte) en lugar de al esfuerzo personal.

Además, la impulsividad propia del TDAH puede provocar que algunas personas asuman riesgos o actúen sin pensar a largo plazo, lo que puede generar un ciclo de sentimientos de culpa o vergüenza cuando las cosas no salen según lo planeado. Esta reacción emocional ante el fracaso puede alimentar la creencia de no ser «suficientemente competentes» y reforzar el síndrome del impostor.

Soluciones para enfrentar el síndrome del impostor en adultos con TDAH

  1. Reconocer el problema: El primer paso para superar el síndrome del impostor es reconocerlo. Aceptar que uno está experimentando dudas sobre su propio valor, a pesar de los logros obtenidos, es crucial para poder abordarlo de manera efectiva. Reconocer que el síndrome del impostor es una condición común y no un reflejo de las capacidades reales es un paso importante hacia la sanación.
  2. Redefinir el éxito: Las personas con TDAH pueden beneficiarse de cambiar la forma en que definen el éxito. En lugar de basarse en estándares ideales o en la comparación constante con otros, es útil establecer metas personales alcanzables y valorar el proceso de trabajo tanto como el resultado final. Este enfoque puede disminuir la presión y aumentar la sensación de logro real.
  3. Apoyo profesional: Buscar la ayuda de un terapeuta o un coach especializado en TDAH puede ser fundamental para aprender a manejar tanto el TDAH como el síndrome del impostor. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es especialmente útil para trabajar en la reestructuración de pensamientos negativos y la mejora de la autocompasión.
  4. Fortalecer la autocompasión: Practicar la autocompasión y ser más indulgente consigo mismo es esencial para las personas con TDAH. Aprender a aceptar las imperfecciones y las dificultades como parte del proceso de crecimiento puede ayudar a reducir la presión autoimpuesta. La meditación y otras técnicas de relajación también pueden ser útiles para reducir el estrés y la ansiedad.
  5. Celebrar los logros: Las personas con TDAH a menudo pasan por alto sus éxitos. Es fundamental hacer un esfuerzo consciente por reconocer y celebrar los logros, incluso los más pequeños. Esto puede incluir escribir un diario de éxitos, rodearse de personas que ofrezcan apoyo positivo y ser más conscientes de los logros obtenidos, en lugar de centrarse únicamente en lo que aún falta por hacer.
  6. Crear un entorno estructurado: El TDAH a menudo está vinculado a dificultades en la organización y la gestión del tiempo. Establecer rutinas claras y organizadas puede ayudar a reducir la ansiedad relacionada con la productividad y, a su vez, disminuir la tendencia a sobrecargarse de tareas o procrastinar. Un entorno estructurado proporciona un marco que ayuda a mantener la concentración y el enfoque en las metas a largo plazo.
  7. Hablar sobre las experiencias: Compartir las experiencias con otras personas que también sufran del síndrome del impostor o con profesionales puede ser liberador. Al verbalizar estas inseguridades, se reduce su poder y se puede obtener una perspectiva más objetiva sobre la propia valía.

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