*Nos gusta ilustrar algunos de nuestros post con una camiseta de nuestros amigos de tribuTDAH.com. Son un equipo de diseñadores «moviditos» quienes a través de sus geniales creaciones explican de forma muy gráfica, muy divertida y muy acertada, la forma de pensar y de sentir de las personas con TDAH. Como ellos mismos dicen, no son camisetas para todos los públicos porque hay que tenerlo para entenderlo.
Cuando escuchamos hablar del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), es fácil imaginar que se trata únicamente de «no poder concentrarse». Sin embargo, reducir este trastorno a un problema de atención es un error. El TDAH es mucho más complejo y afecta varias áreas importantes del día a día, desde la memoria hasta las emociones.
En este artículo de nuestra colección de mitos del TDAH, desmontamos esta falsa creencia de que el TDAH solo es un problema de atención, obviando el resto de desafíos y rasgos de esta condición.
El TDAH y las funciones ejecutivas
El TDAH es un trastorno neurodesarrollamental que afecta las llamadas funciones ejecutivas, esas habilidades que el cerebro utiliza para organizar, planificar y regular nuestras acciones. Esto significa que no se limita a la capacidad de prestar atención, sino que impacta en aspectos como:
- Memoria de trabajo:
¿Alguna vez has ido a la cocina y olvidaste por qué? Las personas con TDAH experimentan esto constantemente, pero no solo en pequeñas cosas. La memoria de trabajo, esa que usamos para retener información a corto plazo mientras hacemos otra tarea, se ve afectada. Esto puede dificultar seguir instrucciones, recordar compromisos o realizar actividades complejas paso a paso. - Gestión del tiempo:
Para muchos, el tiempo parece un concepto flexible cuando se tiene TDAH. Llegar tarde, subestimar cuánto llevará hacer algo o postergar tareas importantes no es una cuestión de descuido, sino una lucha real con la percepción y organización del tiempo. - Impulsividad:
El TDAH no solo afecta cómo prestamos atención, sino también cómo reaccionamos. La impulsividad puede llevar a tomar decisiones rápidas sin pensar en las consecuencias, interrumpir conversaciones o tener problemas para controlar compras compulsivas. - Control emocional:
¿Has sentido que tus emociones están fuera de control? Para alguien con TDAH, esto es común. La frustración, el enojo o incluso la tristeza pueden aparecer de manera intensa y rápida, dificultando la capacidad de manejarlos en el momento. - Hiperfoco:
Aunque parezca contradictorio, las personas con TDAH pueden concentrarse de manera extrema en algo que les interesa, al punto de perder la noción del tiempo. Este «hiperfoco» es otra manifestación del trastorno que, aunque parece una fortaleza, también puede ser un desafío cuando impide cumplir otras responsabilidades.
¿Es correcto llamarle TDAH?
El mito de que el TDAH solo afecta la atención surge, en parte, por el nombre que se le ha puesto a la condición. Al destacar el «déficit de atención», se pasa por alto la complejidad de los síntomas. Además, como muchas personas con TDAH aprenden a compensar sus dificultades, los desafíos más invisibles, como el manejo del tiempo o el control emocional, suelen ser malinterpretados como «desorganización» o «falta de esfuerzo».
Impacto de este mito
Minimizar el TDAH a un problema de atención puede ser perjudicial. Hace que quienes lo padecen sientan que sus luchas no son válidas o que simplemente deberían «esforzarse más». Además, impide que otras personas comprendan la verdadera naturaleza del trastorno, lo que puede generar juicios y comentarios dañinos.
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