Todo lo que un adulto necesita saber sobre TDAH

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TDAH y autocompasión: aprender a tratarnos con amabilidad

Vivir con TDAH en la adultez puede ser un reto constante. Los errores, los olvidos y la sensación de no estar a la altura de las expectativas nos ponen al limite en casa, en el trabajo, con los amigos y con la familia. La solución rápida y la que nos pide el cuerpo es culparnos pero hacerlo tiene consecuencias devastadoras.

Lo sabemos, el término puede sonar a pelicula cursi y sabemos que es una de las tareas más complicadas de desarrollar, pero tienes que aprender a perdonarte y trabajar la autocompasión. No se trata de justificar nuestras dificultades ni de evitar la responsabilidad, sino de aprender a tratarnos con la misma empatía y comprensión que le ofreceríamos a un amigo.

¿Qué es la autocompasión y por qué nos cuesta tanto?

La autocompasión implica tres elementos fundamentales:

  • Autoconciencia sin juicio: Ser conscientes de nuestras emociones y dificultades sin caer en la autocrítica destructiva.
  • Sentimiento de humanidad compartida: Entender que todos enfrentamos dificultades y que no estamos solos en nuestras luchas.
  • Autocuidado y amabilidad: Hablarse a uno mismo con respeto y comprensión, en lugar de castigarnos por nuestros errores.

Las personas con TDAH suelen tener una historia de fracasos repetidos, críticas externas y frustraciones personales que refuerzan una narrativa de autodesprecio. Nos acostumbramos a pensar que deberíamos «esforzarnos más», «ser más organizados» o «controlarnos mejor». Este diálogo interno negativo dificulta la práctica de la autocompasión y nos mantiene atrapados en un ciclo de culpa y frustración.

Cómo empezar a practicar la autocompasión con TDAH

Detecta y cambia tu diálogo interno

Presta atención a cómo te hablas cuando cometes un error. Si notas frases como «soy un desastre» o «nunca hago nada bien», intenta reformularlas. En lugar de decir «otra vez llegué tarde, soy un desastre», prueba con «he llegado tarde, sé que es algo en lo que tengo que trabajar, pero eso no define mi valor como persona».

Acepta tu neurodivergencia

El TDAH no es una elección ni un defecto de carácter. Es una forma diferente de procesar la información y de interactuar con el mundo. En lugar de compararte con personas neurotípicas y sentir que «no das la talla», intenta comprender tu propio funcionamiento y adaptar tus estrategias a lo que realmente necesitas.

Aprende de los errores sin castigarte

En lugar de usar los errores como prueba de que «eres un desastre», úsalos como oportunidades de aprendizaje. Si olvidaste una reunión importante, en lugar de hundirte en la culpa, reflexiona sobre qué sistema podrías implementar para recordarlo la próxima vez.

Rodéate de personas que te comprendan

Si siempre estás rodeado de personas que minimizan tus dificultades o te hacen sentir culpable por ellas, será más difícil desarrollar autocompasión. Busca comunidades, amigos o profesionales que entiendan el TDAH y te ayuden a ver tus fortalezas.

Practica el autocuidado sin culpa

El descanso, el ocio y el autocuidado no son premios que te das cuando «has sido productivo», sino necesidades básicas. Tratarte con amabilidad implica reconocer que mereces descanso y bienestar sin necesidad de «ganártelo» a través del rendimiento.

Recuerda que la autocompasión no es indulgencia

Ser compasivo contigo mismo no significa evadir responsabilidades o resignarte al caos. Implica reconocer tus dificultades con honestidad y buscar soluciones desde el respeto y el entendimiento, en lugar de desde la culpa o el castigo.

La autocompasión como herramienta para el cambio

Cuando nos tratamos con compasión, no solo reducimos el impacto emocional del TDAH, sino que también mejoramos nuestra capacidad para gestionar sus desafíos. En lugar de gastar energía en culparnos, podemos enfocarnos en encontrar estrategias que realmente funcionen para nosotros. La clave está en cambiar el «soy un desastre» por «estoy aprendiendo», y permitirnos el mismo margen de error que le daríamos a cualquier otra persona.

Si el TDAH ya hace que la vida sea un poco más complicada, no añadamos sufrimiento innecesario con un diálogo interno cruel. La autocompasión no nos hace débiles, nos da la fuerza para seguir adelante sin sentirnos rotos por el camino.

Diagnóstico de TDAH en adultos

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