Todo lo que un adulto necesita saber sobre TDAH

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La estrecha relación entre Autismo y TDAH

Durante años, el autismo y el TDAH se han considerado condiciones distintas dentro del espectro de la neurodiversidad. Sin embargo, cada vez se hace más evidente que comparten más de lo que se pensaba. No solo hay solapamiento de síntomas, sino que también es frecuente que ambas condiciones coexistan en una misma persona.

De hecho, según estudios recientes, entre el 20% y el 30% de las personas diagnosticadas con autismo también cumplen criterios para el diagnóstico de TDAH. Esto no solo plantea nuevos retos clínicos, sino que también obliga a revisar los marcos tradicionales de comprensión.

Síntomas que se cruzan, diagnósticos que se confunden

Uno de los mayores desafíos es que los síntomas del TDAH y del autismo a menudo se confunden entre sí. La dificultad para regular la atención, los problemas con la comunicación social, la rigidez cognitiva o los intereses muy intensos pueden aparecer en ambos cuadros, aunque por razones distintas. En una consulta rápida, es fácil interpretar un mismo comportamiento desde uno u otro prisma sin tener en cuenta el contexto completo.

Por ejemplo, una persona con autismo puede parecer «distraída» porque está hiperfocalizada en un tema específico y no responde a otros estímulos. Alguien con TDAH también puede estar desatento, pero por una dificultad para filtrar la información irrelevante. El resultado observable puede parecer el mismo, pero el origen es distinto.

El concepto AuDHD: una mirada más integradora

En los últimos años, tanto en Reino Unido como en Estados Unidos ha empezado a utilizarse el término AuDHD, que combina «Autism» y «ADHD» (autismo y TDAH, en inglés). No es un diagnóstico oficial, pero está ganando terreno en comunidades clínicas y neurodivergentes como una forma de nombrar la experiencia compartida de vivir con autismo y TDAH al mismo tiempo.

Este término ayuda a visibilizar que las personas no son diagnósticos aislados, sino sistemas complejos. Muchas veces, los tratamientos y estrategias que sirven para una condición no funcionan igual cuando hay una comorbilidad. Por eso es fundamental adaptar las intervenciones a las necesidades específicas de cada individuo, teniendo en cuenta el cruce de estas dos realidades.

Neurodivergencia no es una caja cerrada

En el contexto de la neurodiversidad, hablar de TDAH o autismo como categorías fijas empieza a quedarse corto. Cada vez más profesionales entienden que la neurodivergencia no sigue límites definidos, sino que se mueve en un espectro amplio de experiencias. Las personas AuDHD a menudo se sienten fuera de lugar en ambos «mundos», porque sus necesidades son particulares y no siempre encajan en las herramientas diseñadas para uno u otro diagnóstico por separado.

Esto también influye en el proceso de diagnóstico. Algunas personas reciben primero un diagnóstico de TDAH y, años más tarde, descubren que también son autistas. O al revés. En muchos casos, el segundo diagnóstico ayuda a entender mejor aspectos que antes parecían no encajar del todo. Por eso es importante mantener una mirada abierta y actualizada en los procesos de evaluación.

Acompañamiento que tenga en cuenta toda la persona

Reconocer el solapamiento entre autismo y TDAH no solo mejora la precisión diagnóstica. También permite construir acompañamientos más ajustados y efectivos. No se trata de encajar a la persona en una etiqueta, sino de entender cuáles son sus retos específicos, qué estrategias le funcionan, dónde necesita apoyo y cuáles son sus fortalezas.

Aceptar que las categorías diagnósticas son únicamente un punto de partida puede abrir la puerta a una mayor comprensión y, sobre todo, a una vida con menos culpa, más claridad y más herramientas para gestionar lo cotidiano desde la realidad neurodivergente de cada uno.

TEST de TDAH

Si sospechas que puedes tener TDAH este test para personas adultas puede ayudarte a identificar posibles sintomas.